La inhabilitación de figuras del progresismo latinoamericano por vía judicial para participar de elecciones ha sumado un nuevo —y lamentable— capítulo en la región. Pero, al mismo tiempo, abrió la puerta a flamantes referentes que, sin la popularidad de otros líderes, serán puestos a prueba en las urnas por primera vez.
Mediante fallos judiciales viciados y emitidos justo a tiempo, Rafael Correa y Evo Morales, dos expresidentes que transformaron de Ecuador y Bolivia, respectivamente, bajo los preceptos del llamado ‘socialismo del siglo XXI’, quedaron definitivamente fuera de carrera como precandidatos electorales.
El primero buscaba acompañar a Andrés Arauz en la fórmula presidencial de Unión por la Esperanza (UNES) para las elecciones de febrero de 2021, pero el Tribunal de Casación confirmó su condena a 8 años por una causa de corrupción. La acusación sostiene que, mediante “influjo psíquico”, Correa instigó a otros funcionarios de su Gobierno para que reciban dádivas. Más allá de las inconsistencias de la causa conocida como ‘Sobornos’, a la que el exmandatario llama “bochornos”, la decisión le prohíbe participar de contiendas electorales de por vida.