Una genetista habló sobre las manchas de sangre halladas en la casa de García Belsunce

Foto Victoria Egurza
Foto: Victoria Egurza

Una genetista afirmó este miércoles en el tercer juicio por el crimen de María Marta García Belsunce que “no se sabe si las manchas y las huellas pueden estar vinculadas al hecho”, al referirse así a los rastros de sangre de dos hombres y una mujer levantados en la planta alta de la casa de la víctima en el country Carmel en 2002.

La defensa de Nicolás Pachelo (46) presentó como testigo en el inicio de la 32a.audiencia a la genetista María Mercedes Lojo, quien fue una de las encargadas del análisis de las muestras de sangre tomadas, según ella misma aclaró, “en el lugar del hecho y no en la escena del crimen”.

Antes de su declaración, a pedido de los abogados defensores Raquel Pérez Iglesias y Marcelo Rodríguez Jordán, fue exhibido un video realizado por Fernando Díaz Cantón, exletrado del viudo Carlos Carrascosa, en donde se observa la vivienda de la víctima y los lugares de dónde fueron levantados los rastros de sangre con los que se elaboraron los ADN.

“No se sabe si las manchas y las huellas pueden estar vinculadas al hecho”, aseguró Lojo, quien calificó de “inédita” su experiencia vinculada a análisis de 76 rastros levantados y que fueron presentados entre enero y febrero del 2003.

“Entre febrero y marzo del 2003 estábamos en condiciones de realizar el cotejo y se demoró. En diciembre del 2003 se tomaron muestras a Pachelo y Glennon (Noberto, exvigilador acusado del crimen). En 2006 se completó con Carrascosa y en 2007 con la familia. Nunca me había pasado una cosa así, de una supervisión tan tenaz”

Lojo, actual coordinadora del Banco Provincial de Rastros Genéticos y quien declaró mediante la plataforma virtual “Google Meet”, argumentó que “nunca se esperó tanto tiempo para hacer las diligencias”, correspondientes a la comparación de los rastros levantados con los ADN de las personas vinculadas a la investigación del crimen.

“Entre febrero y marzo del 2003 estábamos en condiciones de realizar el cotejo y se demoró. En diciembre del 2003 se tomaron muestras a Pachelo y Glennon (Noberto, exvigilador acusado del crimen). En 2006 se completó con Carrascosa y en 2007 con la familia. Nunca me había pasado una cosa así, de una supervisión tan tenaz“, recordó.

La genetista, exjefa del laboratorio de ADN de la Asesoría Pericial de la Suprema Corte bonaerense, aclaró que “el objetivo de las pericias del ADN es identificar a qué individuo corresponde y la única forma es cotejar con otra muestra de otro individuo identificado”.

Lojo ratificó que en algunos rastros colectados en la casa del Carmel se encontraron perfiles genéticos de al menos dos hombres y una mujer que no es la víctima y que los rastros fueron obtenidos por raspado y por hisopos.

“No me consta que el material fuera estéril. Por su puesto puede haber contaminación. El rastro biológico no necesariamente está vinculado con el delito, lo importante es encontrar aquel rastro que nos lleva al autor del hecho o esclarecer el hecho, pero puede haber rastros previos o posterior al mismo”, indicó.

“Lo importante es encontrar aquel rastro que nos lleva al autor del hecho o esclarecer el hecho, pero puede haber rastros previos o posterior al mismo”

Antes de ceder la palabra a la parte acusadora, Lojo añadió que “la escena y el cuerpo cuentan la historia, por eso es importante la reserva. Acá se limpió y circuló gente”.

Tras la declaración de la testigo de la defensa, el fiscal Patricio Ferrari tomó la palabra y dijo: “Para nosotros hoy terminó otro mito más”, y se refirió al video exhibido minutos antes.

“Las muestras fueron categóricas. Decir que fueron tres años antes, luego del velorio, en la escena del crimen, y Pachelo dice que pudo ser Carrascosa cortándose o la perra en celo. Hasta Pachelo lo reconoce. Para mi está totalmente agotado”, expresó.

Ferrari argumentó sobre una escucha de Pachelo reproducida la semana pasada en la que el principal acusado y un hombre –del que no trascendió su identidad-, dialogaron luego de los resultados del ADN.

“Esa sangre que hay ahí no sé de quién carajo va a ser. Va a ser de alguien que se la pusieron, o yo, o Belsunce o no sé quién carajo. O sangre del mismo Carrascosa, pero no porque su mujer lo haya herido cuando la estaba matando, sino porque el tipo se debe haber cortado afeitándose, o la perra en celo, o la concha de la lora”, indicó Pachelo en esa llamada al referirse a esa prueba y que fue recordada por Ferrari.

Foto Victoria Egurza
Foto: Victoria Egurza

El segundo y último testigo de la jornada fue Julián Fernández Calvo, que se presentó como un amigo de Pachelo a quien conoció entre 2007 y 2008 cuando el exvecino de Carmel quedó en libertad tras cumplir la pena por los robos a las casas de allegados.

El hombre aseguró que compartió salidas y celebraciones en familia junto a la exesposa del imputado y sus hijos y que antes de conocerlo “tuvo recaudos” por lo que escuchó en los medios, pero tras conocerlo personalmente, el testigo y su familia mantuvieron “una relación normal”.

Fernández Calvo señaló que nunca vio a Pachelo violento o portando un arma de fuego y que le “llamó la atención que salga a hacer eso (robar) porque tenía un buen pasar” económico luego de haber cobrado una herencia, y también que viajó a China para hacerle un tratamiento a uno de sus hijos que sufre una enfermedad llamada distrofia muscular de Duchenne.

Por último, el juez Federico Ecke, presidente del Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 4 de San Isidro, le pidió al testigo que le diga una virtud y un defecto de su amigo Pachelo: “Una virtud que puedo dar fe que en los años que fue muy cercano conmigo y mi familia fue muy generoso. Nos invitaba a su casa, comíamos asados, no tengo nada que me haya llamado la atención”, afirmó y dijo que, para él, el defecto “está a la vista, esto de los robos”.

“Ese momento no se comportaba de esa manera. Me acuerdo que él estaba compungido que había esos robos a los amigos”, concluyó.

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