El Palacio San Martín y las sedes diplomáticas abrieron sus puertas al público

La belleza arquitectnica del Palacio San Martn se podr apreciar en el marco de La Noche de las Embajadas Foto Lara Sartor
La belleza arquitectónica del Palacio San Martín se podrá apreciar en el marco de La Noche de las Embajadas / Foto: Lara Sartor.

El Palacio San Martín y las embajadas extranjeras abrieron sus puertas a cientos de visitantes en el marco de la primera edición de “La Noche de las Embajadas”, para fomentar el intercambio cultural y acercar la diplomacia a la sociedad, a través de diferentes expresiones artísticas, culinarias y arquitectónicas.

El Palacio San Martín, sede de la Cancillería argentina, las embajadas de Angola, Palestina, Paraguay, Bélgica, Bolivia, Brasil, El Salvador, Estados Unidos y Chile, abrieron sus puertas a las 18, mientras que las de Colombia, Corea del Sur, Emiratos Árabes, Hungría, Indonesia, Italia, México y Uruguay lo hicieron a las 19.

En el Palacio San Martín, ubicado en Arenales 761, los visitantes pudieron disfrutar de música folklórica con Lola Barrios Expósito y Adrián Cañavera en formato de trío con el guitarrista Leonardo Emmanuel Avendaño. Además se presentaron las bailarinas de tango queer Julieta Falivene y Natalia Fures, y la velada cerró con la actuación de César Angeleri y la cantante Veronika Silva.

Asimismo, este espacio contó con visitas guiadas al Museo de la Diplomacia.

Los primeros visitantes que se hicieron presentes en el Palacio San Martín mostraban caras de entusiasmo y realizaban fotos de la fachada y los interiores del suntuoso edificio, donde se destaca el Salón Dante Caputo donde esta dispuesto un gran retrato del general José de San Martín.

Subiendo por la escalera de marmol color blanco, los visitantes pudieron acceder al segundo piso, donde eran exhibidos distintos objetos en vitrinas, como las condecoraciones que datan desde 1970 y que forman parte del patrimonio histórico cultural de la Cancillería, explicó a esta agencia Marcy Herrera Sander, guia turística.

Durante esta tarde, el público tuvo acceso a los dos edificios de la representación diplomática brasileña, ubicados en Cerrito 1350 y Arroyo 1142, en el barrio de Retiro.

El hall del edificio es un hito arquitectónico del paisaje porteño inaugurado en 1989, donde se exponen permanentemente dos obras del renombrado artista plástico brasileño Athos Bulcão. Los visitantes se detenían a tomarse fotos antes las obras del artista dispuestas en planta baja.

En la Embajada de Bolivia, ubicada en Carlos Pellegrini 1289, los visitantes pudieron degustar comidas típicas, acompañadas con danzas y una muestra fotográfica en la Casa Patria Grande, donde además sonó la música de Don Kingtana, Que te vas animar y Flores del Pantano.

Al ingresar, los visitantes podían disfrutar de una banda músical que tocaba en el patio y luego podían apreciar artesanías bolivianas como bolsos, aros, gorros kolla, medias y abrigos de alpaca. Los asistentes también pudieron probar una bebida tipica hecha en base a durazno y canela.

También a partir de las 19, en el edificio de Carlos Pellegrini 1363, sede de la Embajada de Colombia, se presentaron grupos de baile y música de las diferentes regiones del país, acompañado de café colombiano, uno de los productos más emblemáticos y reconocidos por su calidad.

Con una pantalla y escenario montado en la calle, la fachada de la embajada se llenó de aplausos, música, flores, colores y camisetas de la selección colombiana.

“Esta es la embajada de la gente. Que vivan Colombia y Argentina”, expresó Camilo Romero, representante de ese país en la Argentina.

Mirando el espectaculo se encontraba Clemire Echeverri, oriunda de la Costa Caribe de Barranquilla, que vive hace 10 años en Argentina.”La idea de estar aquí es poder mostrar un poco de Colombia al mundo. Somos alegría y amor”, dijo la mujer.

En tanto, en la Embajada Italiana, ubicada en Av. Libertador 2100, se realizó una degustación de chocolates típicos y se pudo visitar el Palacio Alvear (Residencia del Embajador), donde desde el jardín podía verse la fachada iluminada con los colores de la bandera italiana y por dentro observar las obras de arte que se encuentran en la hall. En el lugar solo se habilitó su planta baja, ya que arriba vive el representante diplomático.

Cientos de personas formaron fila para ingresar al edificio, donde se destacaban sus pisos de marmol blanco.

El salón de reuniones del embajador y la sala comedor eran las grandes atracciones del lugar.

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