El director del OIEA aseguró que “la integridad física de la central nuclear de Zaporiyia fue violada” | El argentino Rafael Grossi encabezó la visita a la planta entre bombardeos denunciados por rusos y ucranianos

El director del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), Rafael Grossi, aseguró que “la integridad física de la planta fue violada” al culminar la esperada visita de este jueves a la central nuclear ucraniana de Zaporiyia, ocupada por Rusia. “Un grupo estará allá hasta el domingo o el lunes para proseguir la evaluación” de la situación de la planta, dijo Grossi al retornar a territorio controlado por Ucrania, en medio de bombardeos aislados de cuya autoría se acusaron rusos y ucranianos. Los expertos que inspeccionaron las instalaciones estuvieron acompañados por representantes de la corporación estatal de energía atómica de Rusia, Rosatom, y empleados de la planta.

Grossi abandonó luego de unas dos horas el recinto y explicó que en ese tiempo él y los otros 13 expertos habían podido reunir mucha información en un primer recorrido de las áreas clave. “Estamos terminando nuestra esperada visita a la central nuclear de Zaporiyia. Por supuesto, hay mucho más que hacer. Mi equipo se queda. Y lo que es más importante, estamos estableciendo una presencia continuada del OIEA aquí“, dijo el experto argentino en un video colgado en su cuenta de Twitter.

La misión inspeccionó el lugar después de semanas de preocupación mundial por el riesgo de que se produjera una catástrofe nuclear. “Pienso que en estas pocas horas pudimos recabar muchas informaciones. Vi las principales cosas que necesitaba ver y sus explicaciones fueron muy claras”, planteó Grossi, quien elogió al personal ucraniano que sigue trabajando en la central bajo control ruso: “Por supuesto que están en una situación difícil, pero tienen un nivel de profesionalidad increíble”.

Visita de alto riesgo

Según la agencia de noticias rusa Interfax, cuatro de los nueve vehículos que componían el convoy del OIEA abandonaron el recinto de la planta a última hora de la tarde. Los inspectores entraron el área desde las zonas controladas por Ucrania. Esa era una condición de Kiev, que temía que la visita legitimara la ocupación rusa.

La misión llegó poco antes de las 14:30 horas locales a la central nuclear, que fue objeto en las últimas semanas de constantes ataques que han puesto en riesgo la seguridad nuclear. El mismo jueves uno de los dos reactores que permanecía en funcionamiento fue desactivado por los mecanismos de emergencia debido a un ataque con mortero por parte de los ocupantes rusos, y la línea de suministro de energía de reserva utilizada para las necesidades internas resultó dañada, según indicó Energoatom.

El viaje de la comitiva, que llegó el miércoles a Zaporiyia, hasta la planta ubicada a unos 120 kilómetros de la ciudad ucraniana de Energodar no fue fácil, según Grossi, quien estimó que fue de alto riesgo debido al recrudecimiento de los combates en la zona. “Es evidente que la integridad física de la planta fue violada en varias ocasiones”, declaró Grossi luego de inspeccionar durante el día la central nuclear. 

“Carecemos de elementos de evaluación pero esto no puede volver a suceder”, manifestó el argentino, quien de todas formas consideró que existían “las mínimas condiciones para desplazarse” y que después de haber llegado tan lejos el equipo no iba a parar.

Cruce de acusaciones

Desde la primera hora del jueves tanto Kiev como Moscú cruzaron acusaciones de ataques contra la planta, Energodar y la ruta por donde iba a pasar el convoy de la misión, a fin de impedir la inspección. El asesor de la oficina de la presidencia ucraniana, Mijailo Podolyak, tuiteó: “Rusia bombardea demostrativamente Energodar, junto a la ruta oficial de la misión del OIEA para culpar a Ucrania. Ese es el interés ‘real’ de Rusia en la inspección”.

El ministerio de Defensa de Rusia a su vez acusó a Ucrania de haber atacado el punto de encuentro del OIEA con la parte rusa en Vasilievka, cerca de Energodar, de haber bombardeado la central y la ciudad dormitorio que la alberga y de haber intentado tomar la planta de Zaporiyia con dos grupos de sabotaje de hasta 60 personas.

En medio de los combates, el convoy del OIEA estuvo parado durante tres horas en el punto de control de Novoleksandrivka, a unos 20 kilómetros de la línea del frente a la espera de que la situación volviera a ser segura para continuar el viaje. El retraso se produjo en territorio controlado por Ucrania, según el vocero del organismo, Fredrik Dahl, quien sostuvo que Grossi tuvo que negociar personalmente con las autoridades militares ucranianas para poder proceder.

El argentino describió la situación “bastante difícil” que enfrentó su equipo, que oyó tiroteos durante el trayecto a la central y al cruzar la linea de frente entre tropas ucranianas y rusas. “Hubo momentos donde los disparos eran evidentes, de ametralladoras pesadas, artillería, morteros en dos o tres ocasiones. Estábamos muy preocupados”, sostuvo Grossi.

Planteo ruso ante la ONU

Rusia llevó la situación al terreno diplomático al solicitar que el Consejo de Seguridad de la ONU se reúna el próximo martes para abordar un supuesto intento de las autoridades ucranianas de tratar de impedir la visita de los expertos del OIEA a la central de Zaporiyia. “A la luz de los continuados bombardeos de la planta nuclear de Zaporiyia por parte de Ucrania y el temerario intento de hacer descarrilar la visita al lugar de la misión del OIEA, hemos pedido una reunión del Consejo de Seguridad el seis de septiembre”, explicó a través de Twitter el embajador adjunto de Rusia ante Naciones Unidas, Dmitry Polyansky.

Según Polyansky, su delegación solicitó que en la cita intervengan tanto el director del OIEA, Rafael Grossi, como el secretario general de la ONU, Antonio Guterres. El Consejo de Seguridad de la ONU abordó ya en varias ocasiones la situación de esta planta atómica, la mayor de Europa, que hizo que se disparen las alarmas sobre la posibilidad de un gran desastre nuclear. 

En Kiev el director general del Comité Internacional de la Cruz Roja, Robert Mardini, fue categórico al asegurar: “Es hora de dejar de jugar con fuego y tomar medidas concretas para proteger esta instalación y otras similares de cualquier operación militar”. Mardini agregó que “el más mínimo error de cálculo podría desencadenar devastaciones que lamentaremos durante décadas”.

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