El Gobierno asumió el default

El objetivo de los anuncios económicos es frenar la incertidumbre electoral y llegar a octubre para dejar la verdadera renegociación al próximo Presidente.

El Gobierno asumió lo que el mercado ya había asumido tras el resultado de las PASO, el default de hecho de la deuda pública y su inevitable reestructuración o reperfilamiento de vencimientos, el nombre y los matices son lo de menos. El dato ya era reflejado cotidianamente por el indicador estrella de las crisis neoliberales, el riesgo país, numerito que esta semana superó, como se escribe en la prensa del rubro, “la barrera psicológica” de los 2000 puntos. No hacía falta pasar los 2001, hace rato que el riesgo país reflejaba niveles de default. “Los mercados”, esa entelequia para denominar los poderes financieros, siempre se adelantan a las situaciones de crisis. Ya antes de las PASO: nadie refinanciaba ningún papel con vencimiento en diciembre. La certeza del cambio de gobierno, y con ello del cambio del rumbo económico, simplemente aceleró los tiempos.
El anuncio de reestructuración y de renegociación voluntaria con inversores institucionales, que incluye la renegociación con el FMI, intentó mostrarse suave. No se habla ni de cesación de pagos, ni de quitas. Para los vencimientos de corto plazo de Letes, Lecap, Lelinks y Lecer en poder de “personas humanas” no habrá recortes, se pagará el 100 por ciento al vencimiento, lo que despeja en el corto plazo incertidumbres como las de un simil al tristemente célebre Plan Bonex. Con esto se espera limitar la sangría de depósitos en dólares y el atiborramiento de las cajas de seguridad. Para los inversores institucionales, que según informó el titular de Hacienda sólo representan el 10 por ciento de las tenencias, aunque bastante más en las operaciones de más corto plazo, se pagará el 15 por ciento al vencimiento, 25 a los tres meses y 60 a los seis meses. Para los papeles con vencimiento a más largo plazo, tanto de tenedores locales como del exterior, se propone una extensión de plazos. Se enviará una ley al Congreso.
El objetivo es claramente salir de la incertidumbre preelectoral para en principio llegar a octubre y dejar la verdadera renegociación al próximo gobierno. Hacer lo que sea para terminar al mandato y parar frenar el desmoronamiento de los mercados que asomó desde el mismo domingo 11. También se anunció que se comenzará la renegociación de plazos de pago con el FMI, algo que se calcula que tiene el visto bueno del organismo.
Se supone que los pagos serán con reservas, no hay otra fuente de divisas, por lo que la herencia para el futuro gobierno será todavía más comprometida, pero es siempre mejor que los dólares se vayan en reducir deuda que en alimentar la fuga, esa que según descubrieron los economistas del régimen no existe y sólo sería una contracara contable del endeudamiento.
Al oficialismo la realidad se le cayó en la cabeza a una velocidad relámpago y, una vez más, demostró no sólo no tener un plan de contingencia, sino nula lectura de la realidad y muy baja capacidad de reacción. Pasaron 17 días desde las PASO, un salto a más de 60 pesos en el precio del dólar y una inútil pérdida cotidiana de reservas esperando la carroza. Son 17 días de derrumbe en los mercados en los que Mauricio Macri primero culpó a los votantes, luego pidió perdón, después de dos días de estabilidad cambiaria hasta se dio el gusto de un acting de campaña frente a una movilización de su cada vez más reducido núcleo duro y, finalmente, acusó a Alberto Fernández de la disparada de los indicadores. La realidad, mientras tanto, vuelve a demostrar de la manera más dolorosa, con los regímenes de acumulación financiera, endeudamiento desaforado y completa desregulación a los movimientos de capitales siempre terminan igual, con inestabilidad macroeconómica, deterioro de los indicadores sociales hasta niveles insoportables y “reperfilamiento” de los vencimientos de deuda, con subordinación a los acreedores. El fin del modelo macrista en estado puro.

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