El campo argentino que no vemos: ¿Cómo contar historias desde los territorios y sus protagonistas?


Que en el siglo XXI haya esclavitud en el campo argentino no es noticia. Que haya trabajadores rurales que se enfermen gravemente por el uso de agro tóxicos, tampoco. Pero poco sabemos  cómo es la realidad de la trabajadora rural, cómo transitan el Covid, que piensan y cómo vivieron la ley de interrupción voluntaria de embarazo o cómo les impactan los incendios, entre otros temas. Sin embargo, hay movimientos y organizaciones que se articularon  y trabajan para contar las historias del campo desde una mirada diferente, con la voz de los protagonistas  y de la gente.

La Agencia de Noticias Tierra Viva es un medio de comunicación que nació en octubre de 2020 para contar lo que pasa en el campo desde la mirada de quienes producen los alimentos: familias campesinas, pequeños productores, comunidades indígenas y cooperativas.

Se trata de un periodismo gestado e impulsado por la Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT), el Movimiento Nacional Campesino Indígena (MNCI) y la Federación de Cooperativas Federadas (Fecofe), que buscan construir una mirada bajo otro modelo de campo y de país.

Maximiliano Goldschmidt y Florencia Guzzetti son, junto a otros cinco periodistas, fotógrafos y diseñadores, parte del equipo que gestó Tierra Viva, llevan adelante el trabajo de una agencia que tiene colaboradores en todos los rincones de nuestro país y pretende constituirse como un medio amplio y federal.

Télam: ¿Cómo surge Tierra Viva y cuál es el principal objetivo de la agencia?
Maximiliano Goldschmidt: Fue una iniciativa de distintas organizaciones del campo que se juntaron y plantearon la necesidad de crear una agencia de noticias que tuviera la voz de los otros campos, los que no vemos, ni se publican  en los medios  de comunicación. Darles herramientas periodísticas , foto y video, desde el lugar que las cosas suceden. Se habla del campo como si fuera uno solo, y la realidad es que hay muchos campos en un país grande y diverso. La idea fue construir un medio que tuviera esa voz, la de los territorios: dejar de escuchar a los “representantes”, que tienen sus propios intereses, para escuchar a los protagonistas. Hay algunos hechos puntuales como los “verdurazos” que se cubren cada vez más en los medios grandes, pero no alcanza con que se levanten notas, sino que consideramos fundamental tener un medio propio con otra perspectiva. La premisa es que la información circule, no competimos por la primicia sino por tratar de que fluyan esas noticias que no se ven. 

Florencia Guzzetti: Este equipo se conformó porque nos conocimos caminando los mismos lugares, haciendo coberturas para otros medios. Decidimos ir a los territorios no solamente a cubrir sino a brindar capacitaciones, intercambiar experiencias con otros compañeros y visibilizar esas complejidades. La red de colaboradores es fundamental porque la mirada de un fotógrafo desde, por ejemplo, Formosa, no es la misma que la mía; ellos pueden contar más y mejor las problemáticas específicas. Y así tratamos de abandonar la mirada centralista que hay siempre desde Buenos Aires. Nosotros no solamente hacemos notas de denuncia, sino también pensamos contenidos desde la positiva, mostrando que hay otras maneras de ver y entender lo que pasa en el campo.

T: ¿Cuáles son los temas vinculados al campo que no se ven reflejados hoy en los medios ?

MG:
Durante este año de pandemia se pusieron en agenda muchos temas que estaban fuera: el cambio climático, el extractivismo en nuestras tierras, el acuerdo por las granjas porcinas. Las redes sociales también ayudaron en este proceso. Hace algunos años no se sabían lo que eran los agrotóxicos, por ejemplo, y ahora hay mucha más consciencia de lo que implica su uso en el campo. Otro tema fundamental es el de soberanía alimentaria: es un horizonte pero también es un presente, es la realidad de familias productoras que se dieron cuenta que el negocio tal como funcionaba no daba para más. Obviamente no es sencillo, porque muchos trabajadores son empleados y no pueden salirse de ese circuito. Pero empieza a haber cada vez más experiencias como la agroecología, en la que se gasta menos, se usa todo lo que hay en la tierra, se le da descanso al suelo y se genera un sistema virtuoso. La experiencia de la UTT generó un antecedente fundamental: la problemática viene de los sectores productores pero está llegando a las ciudades; ya no podemos ignorar que estamos comiendo veneno y que tenemos que hacer algo.

F.G.: Hay una parcialidad de la información que se muestra en los medios, una mirada hegemónica de los temas. Se habla solamente de una parte de Vaca Muerta, o de la soja desde la mirada del agronegocio. Nosotros contamos ese otro lado que no se ve: difundimos las consecuencias que trae este modelo económico y mostramos que hay alternativas para producir de manera sana, que se puede comer cosas que no estén contaminadas, que es importante proteger el agua y también conocer las consecuencias del extractivismo salvaje. En tanto trabajo de campo notamos, también, que hoy hay una gran organización de parte de las mujeres trabajadoras del campo, que hace muy poco tiempo ni siquiera podían ser propietarias de un pedazo de tierra, sólo podían serlo los hombres. Hay una organización de las trabajadoras del campo que empezaron a verbalizar las cosas que les pasan; y no hablo del interior profundo, sucede en lugares a una hora de Buenos Aires. Esas cosas pueden parecer raras pero suceden, y recién ahora empiezan a cambiar, por eso es tan importante el intercambio en persona. Cada nota de un compañero o compañera es un aprendizaje para todos.

¿Argentina está al nivel de lo que pasa en el mundo en cuanto a la relevancia que tiene el cuidado del ambiente?

M.G:
La población es cada vez más consciente. En las ciudades uno ve lo que cuesta la comida, el gusto que tiene la verdura, cómo se empiezan a gestar circuitos de producción que antes no había. Al haber más información, es difícil mirar para otro lado. A nivel Estado, en cambio, hay algunos esbozos, algunos proyectos puntuales, pero falta una política definida de ir hacia la soberanía alimentaria. También hacen falta políticas públicas pensadas para cuidar la vida de los campesinos. 

F.G.: En el gobierno nacional hay gestos de cambio e intenciones buenas. Estamos en un inicio, con el protagonismo de jóvenes que se involucran desde una mirada diferente, construyendo política más horizontal; se están sembrando las primeras semillas para que el Estado haga un cambio profundo. Estamos encaminados, pero son cambios que llevan mucho tiempo.

¿Hay una forma de construcción política más horizontal dentro del ambientalismo?

F.G:
Sí, es esa forma de construir que tienen los jóvenes; el feminismo sembró una primera semilla en ese sentido, en hacer política de manera transversal y no partidaria. Creo que puede haber una conjunción entre las políticas de estado y gubernamentales con ese trabajo diferente que plantean estos movimientos. Hay mucho que desarmar también en términos estructurales, porque todavía hay mucho enquistado en los poderes políticos y empresariales.

M.G: Nosotros construimos un medio de comunicación en ese sentido también, más horizontal, buscando otras miradas que reflejen los discursos, las contradicciones, las complejidades del campo. Nosotros llamamos “periodismo extractivista” al que va, saca la noticia o la declaración que le sirve, pone un título y jamás vuelve al territorio. Por eso nos parece fundamental estar, comunicarse, construir los vínculos. El periodismo dejó de preguntar, y nuestra apuesta está ahí, en poner un micrófono o una cámara donde no hay. Construir vínculos presenciales, confianza, que un campesino nos invite a quedarnos en su casa; en ese modo artesanal de hacer comunicación también hay un posicionamiento ideológico.

¿Cómo es la estructura de Tierra Viva y cómo abarcan todo el territorio argentino?

F.G:
Somos una estructura pequeña porque empezamos hace muy poco. Tenemos fotógrafos y fotógrafas en esos territorios, contactos de las comunidades, referentes de esos espacios que nos cuentan en primera persona las cosas que viven. A veces esos compañeros y compañeras no son periodistas ni fotógrafos, pero nos brindan material muy valioso.

M.G: Tenemos financiamiento externo, suscripciones; hacemos un trabajo profesional porque para nosotros esto es un trabajo. También es fundamental la relación con las organizaciones, porque nos nutren de información directa y es donde pensamos y repensamos nuestra dinámica laboral. Hay un esfuerzo y una creatividad enorme, y sobre todo la convicción de que trabajamos sobre temas fundamentales hoy. Estamos en el momento de actuar. En definitiva, una reivindicación del oficio…

Nos pasó de ir a campos en los que conocimos trabajadores rurales algunos de nacionalidad boliviana que tiraban agrotóxicos y se arruinaban la vida, sin siquiera tener acceso a la educación. Gracias a la lucha y al trabajo de las organizaciones pudieron tener un pedacito de tierra, empezaron a producir de otro modo, fueron conscientes de su realidad. Antes le decían “cuidar” a tirar veneno y  “remedio”  a un producto que los enfermaba. Cuando pudieron salir de ese círculo, pudieron tener un pequeño resto económico para hacerse un invernadero o tener una camioneta, y dejaron de pensar en lo urgente, les cambió la vida. Te dicen que “salieron de la esclavitud”. Para nosotros contar esas historias es un poco reivindicar el oficio: conocer personas, sus historias, y contarlas. Es un proceso que, en definitiva, nos da alegría.

Para conocer más del trabajo de Agencia Tierra Viva:

Web: www.agenciatierraviva.com.ar

Twitter: Tierra_Viva_

Instagram: agenciatierraviva

Fuente: https://www.telam.com.ar/notas/202101/542544-el-campo-argentino-que-no-vemos-como-contar-historias-desde-los-territorios-y-sus-protagonistas.html

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